Atraído por el título de la más reciente exposición individual de Alejandro Escribano -“Ríos profundos”-, me dirijo raudamente al mall de Los Ángeles dispuesto a sumergirme en esta recreación pictórica y en las motivaciones de su autor, en uno de los últimos días de la exhibición programada hasta mediados de agosto.

Intentando hallar la tranquilidad necesaria tanto para la contemplación como para el diálogo, llego al final de la jornada a la sala de arte y efectivamente encuentro el espacio a mi entera disposición, por lo que no dudo en zambullirme para echar un vistazo a la treintena de cuadros que parecen flotar en el interior, antes del inminente arribo del destacado artista visual.

Apenas ingresa al lugar, nos saludamos con amabilidad y en buen chileno, a continuación me invita a tomar asiento en francés y posteriormente me ofrece un café en italiano, el que acepto con gusto en medio de la fría y húmeda tarde de invierno.

Tras beber los primeros sorbos, comparte también conmigo algunos catálogos, álbumes y otras publicaciones que reflejan no solo su trayectoria artística sino también su espíritu cosmopolita e inquieto -distintivo dentro de la escena plástica de nuestra región-, permitiéndome conocer o confirmar el trabajo que ha realizado en urbes diversas como Concepción, Venecia, Bonn, Nueva York, La Habana y Barranquilla.

Del mismo modo, atesora imágenes y apuntes de las obras suyas que se conservan en su natal tierra angelina, donde ha permanecido en cuerpo y alma durante los últimos años, después de vivir y sufrir directamente las consecuencias del tsunami de 2010 hacia el término de su estadía en Dichato.

 

DE VUELTA OTRA VEZ A LOS ORÍGENES

Pero esta vez, de la mano de su nueva muestra, es como si el pintor formado inicialmente en la Universidad de Concepción recalara en la ciudad que lo vio nacer, para emprender desde aquí una larga travesía por el mundo, según relata, luego de indicarme claves de algunos cuadros de la serie en acrílico, entre los cuales figuran “Antepasado del agua”, “La lluvia anterior”, “Ley universal líquida”, “La isla calle acuática y “Rocket water”.

“Vuelvo a mis raíces y me puja el impulso de mantenerlas”, declara, “no es que a uno le vaya mal afuera sino que uno también vuelve a casa, se va, vuelve, se va, vuelve, entonces nunca está en ningún lado; esa es la inquietud del artista, y recomiendo a los pintores jóvenes que salgan, se aporreen un rato y den unas vueltas, pues así tienen una mirada más fresca, más abierta y más culta, y pueden tener un mejor resultado en relación a la obra que realicen”.

Más concretamente, le digo, noto a mi alrededor que ha retornado a un elemento vital, eje de una de sus colecciones anteriores -“Bío Bío bajo el agua” (2006)- y me atrevo a afirmar que fuente inspiradora fundamental para él, al verlo o imaginarlo pintando a orillas del mar Adriático en Italia, el río Rin en Alemania, el océano Atlántico en Cuba, el río Hudson en Estados Unidos, el mar Caribe en Colombia y el océano Pacífico en el litoral chileno.

En efecto, señala, “no estoy evolucionando sino haciendo una involución, porque creo que las primeras expresiones son las que dan impulso a las expresiones más complejas, y vuelvo a este elemento porque el agua es el origen, ahí comienza la vida y estas pinturas están pensadas en el origen físico y biológico del agua, no con un libro de biología sino desde la función de la estética del arte, que es buscar el origen del sentimiento puro”.

Foto por Fernando Castro Cid

Así es como llega a precisarme que el concepto de su más reciente exposición brota de vivencias personales de infancia junto al río Laja, de ese “que había en Antuco y en los lugares donde yo jugaba cuando niño a tratar de agarrar peces, tirar piedras y todo eso, y donde hoy, por todas las gestiones de Endesa que todo el mundo conoce, hay como 6 kilómetros secos; esos son los ríos profundos que me imaginé en este regreso al origen”.

Tal retrospección, me cuenta, la plasmó en un proyecto que presentó con éxito al concurso convocado por el Fondo Socioambiental Casa, de Brasil, y la International River Foundation, de Estados Unidos, obteniendo el apoyo para comprar materiales y llevar la respectiva muestra a naciones de distintos continentes durante dos años.

En esta naciente itinerancia, el Museo de Denver, en Colorado, aparece como la segunda estación de una selección de la serie original, que en adelante va a presentarse en galerías y centros culturales de Sao Paulo, Barcelona, China, Moscú y Bonn, entre otros países y ciudades, con la posibilidad de ser montada igualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes el año 2016.

 

CONCEPTO, SENTIDO Y PRÁCTICA DEL ARTE

A varios minutos ya de bebido el café, pretendo ahondar en otros aspectos del pensamiento y la labor de mi entrevistado, especialmente respecto del arte en general, y él accede a mis siguientes preguntas.

-¿Qué es la pintura para ti hoy?

“Sigue siendo lo mismo que cuando el primer ser humano hendía sus uñas o hacía incisiones en las paredes de las cavernas, porque las sociedades y civilizaciones pasamos por etapas, pero esa misma expresión es la que nos lleva hoy a enfrentarnos a esta aventura que es el misterio del universo, de cómo representarlo, cómo afrontarlo y cómo hacer los caminos de escape frente al acecho siempre del miedo que sentimos en relación a cómo vivimos y lo que somos”.

-¿Cuál es la función del arte o del artista?

“Estamos volviendo a una dialéctica en la cual la gente se explota, y como seres humanos tenemos un poco de maldad, pero el arte hace un hueco de respiración y trata de tirar una flecha al corazón, de hecho la obra de arte que yo hago intenta enseñar a amar y a compartir, y también a protestar, porque es una reacción frente a una sociedad determinada y a un sistema que a uno no le gusta, o sea, ser artista y no ser revolucionario es una contradicción”.

-¿Cómo ves las posibilidades de hacer arte a nivel local?

“Mis amigos me dicen ‘ésta es una ciudad aburrida, un desierto cultural, hay que irse’, pero realmente no hay que irse sino que hay que intentar acá porque hay que tratar de ser profeta en su propia tierra; por qué no, por qué uno tiene que huir y buscar otros espacios cuando yo pienso que hay condiciones para…, si no estamos haciendo una guerra, estamos haciendo arte”.

-¿Qué te parece la sala de arte de este centro comercial?

“Es lo poco que tenemos en Los Ángeles, y en vez de ponerse en contra del mall hay que tratar de ganarse estos espacios, con cultura. Además, la culpa de que no haya un gran desarrollo cultural es de las autoridades, pero también de los artistas, pues no proponen. Y por supuesto que existen falencias, porque hay plata para hacer grandes edificios pero no hay un museo de arte contemporáneo, cuando una ciudad con esta cantidad de habitantes debería tenerlo”.

 

RUMBO A SU PRÓXIMO DESTINO

Foto por Fernando Castro Cid

Aquí precisamente, en pleno corazón urbano de nuestra capital provincial y al borde del costado norte del estero Quilque, empieza a concluir este breve recorrido. Por mi parte, solo me resta consultarle a Alejandro Escribano si tiene una última acotación, y, para sorpresa mía, termina de revelarme el trasfondo de su nuevo trabajo artístico.

“Esta exposición está en contra de las megaestructuras que hacen las transnacionales, que matan el hábitat de los ríos y que al fin y al cabo nos van a matar a todos nosotros”, explica, y “es en contra de cómo funciona este sistema, donde nos venden la historia de que estos recursos nos sirven para ver internet y estar más conectados, pero más alienados y sumisos, porque pienso que los medios que produce la electrónica son para someter más a la gente”.

Ahora es él quien me interroga requiriendo de mí un comentario acerca de estas composiciones, varias de ellas marcadas sutilmente para reservárselas a los primeros compradores. Le contesto, en alguna medida, mostrándome cautivado por una sección ubicada debajo de un largo pliego de bosquejos, en la que los cuadros denotan la presencia del agua mediante el blanco, como a los pies de los Saltos del Laja o a la orilla del mar.

“Y esos dibujos son la base para mis pinturas, los mismos que voy a llevar también al Museo de Denver”, me indica, mientras empezamos a despedirnos, anticipándose a la próxima escala de una navegación que lo llevará a otros destinos -algunos, quizás, insospechados-, por donde seguirá fluyendo su talento y su obra.

 

 

DEMANDA CONTRA COCA-COLA

-¿Cómo va la demanda que entablaste contra Coca-Cola?

Foto por Paty Santini

“Te voy a contar la historia. Un día (alrededor del año 2007), haciendo dibujos -algo que me emociona al igual que pintar- dije ‘hay que hacer un pez con un niño arrancando, después hacemos una campaña y lo pintamos’. Con el ‘alcalde chico’ de Dichato conseguimos la pared, los andamios y la plata, y se pintó este mural, que se hizo famoso. Tras el terremoto, los artesanos usaron la imagen para hacer camisetas y vasos, y yo dije ‘bueno, se están ganando sus pesos y para qué me voy a meter en eso’. Después apareció Viva Dichato, este festival que estaban haciendo algunos empresarios y para el cual habían hecho un trofeo simbólico, en este caso un tronco emplatado con un niño arriba de un pez, y cuando lo vi les dije ‘paguen algún derecho’; se negaron a pagar, y no lo sacaron. Posteriormente, Coca-Cola puso este letrero (con una reproducción del mural) y ahí ya dije ‘basta’, y comenzamos las acciones legales con mi abogado, Rogelio Martínez, primero en la Fiscalía de Tomé y luego en la de Concepción, haciendo una querella criminal por plagio, demanda por la que la brigada de delitos intelectuales de la Policía de Investigaciones anda buscando a algunos altos ejecutivos de Coca-Cola. Ahora ellos deben declarar y es obvio que vamos a pedir indemnización, o sea, no nos basta con que saquen el cartel, porque usualmente estas personas piensan ‘no, pusimos un letrero ahí, con el pez ése, de un pintor rayado, loco, callejero, que pintó eso, y es casi como si le hiciéramos un favor’, pero no es así, y yo quiero sentar precedente con esto para que los artistas no se dejen pasar a llevar. Ellos (los ejecutivos) cometieron un gran error, lo más probable es que algún jefe zonal haya dicho por ahí ‘pongamos esa foto que estaba buena y que a toda la gente le gustaba’, y la pusieron; lamentablemente ése va a ser el primero al que van a despedir, aunque Coca-Cola tiene que responder a nivel internacional, porque la demanda es dentro de Sudamérica; se supone que ellos son más astutos que nosotros y saben todo de marketing, pero aquí la embarraron”.

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