A Héctor Troncoso Ruiz (Loncoche, 1964) le cambió la vida en Los Ángeles, sobre todo al nacer la menor de sus hijas hace 15 años, y a tres de haber llegado a radicarse a esta ciudad.

Pero no fue solo su paternidad biológica la que le permitió iniciar una nueva etapa, sino también su capacidad para engendrar por medio del arte de las letras: “Cuando nació ella, y en base a lo que me provocó su venida al mundo, escribí el texto más largo que tenía hasta ese momento, y eso marcó mis inicios, tanto así que lo guardé para uno de mis primeros libros”.

Es más, este novel autor experimentó en la capital provincial de Bío Bío un renacimiento gracias a la literatura y particularmente a través de su debut editorial con la novela “Querida Lurdes”, que lanzó -feliz y orgulloso- en noviembre pasado.

“Yo he nacido aquí como escritor y esta es una obra parida por Los Ángeles, hecha en esta tierra, con los aires, los perfumes e incluso el bullicio de esta ciudad”, afirma Troncoso, considerándose ya un integrante más de la comunidad local.

Atrás ha quedado su sureña comuna de origen y un sinfín de historias y vivencias tan diversas como su época de albañil en Argentina, una compleja ruptura matrimonial y las andanzas de ejecutivo de ventas a domicilio que lo llevaron a ofrecer enciclopedias hasta las caletas de pescadores.

Este último empleo lo trajo precisamente a la urbe angelina y lo volvió a acercar a su pasión por la lectura, y aunque también ha sido empleado de una AFP, una isapre y una empresa constructora, se las ha arreglado siempre para desarrollar a la par su veta literaria, que aflora en él cada vez con mayor fuerza y decisión.

“En realidad uno tiene que buscar en alguna medida alguien que te sustente los sueños y eso es lo que ha pasado con mis empleadores, especialmente con la sucursal de esta institución de salud, donde me daba el tiempo de depurar lo que estaba escribiendo, al punto de que podría decir que en el vientre de Masvida concebí gran parte de mis dos primeras novelas”, comenta.

Foto Héctor Troncoso Ruiz

De ellas, hay una que ha tomado la delantera. Sin embargo, anticipa, la segunda ya viene en camino y puede llegar aun más lejos: “‘Querida Lurdes’ es una hermosa novela, es mi primera hija y es lo más bonito que me ha pasado hasta ahora, pero no hay que cegarse a que sea lo mejor”.

Presentada con el patrocinio del departamento de Extensión Cultural de la Municipalidad, su ópera prima ha sido recibida inicialmente con un mayoritario apoyo del público. Pese a ello, Troncoso está consciente que a algunos no les va a resultar atractiva.

“Alguien dijo por ahí: ‘no sé cual es el camino al éxito, pero sí sé que el camino al fracaso es pretender satisfacer a todo el mundo’, y tiene mucha razón, porque, si yo quisiera que todos estén contentos con lo que escribo, no podría escribir”, señala el naciente autor, entendiendo que “tengo que estar preparado para escribir y saber que a ciertas personas les va a gustar y a otras no”.

-¿Cuál fue el proceso para que se gestara ‘Querida Lurdes’?

“Yo digo que ‘Querida Lurdes’ es como un parto prematuro, y al principio era solo un apéndice, porque empecé a escribir primero una novela que ahora se llama ‘Barcos de papel’ -nombre que me satisface mucho- y recopilando información para ésta apareció el personaje de ‘Lurdes’, y consideré que su historia era tan bella que no se merecía estar de acompañamiento o inserta en otra; ‘Querida Lurdes’ para mí tenia vida propia, entonces la saqué de ‘Barcos de papel’ y le di un principio y un final, que era lo que correspondía, ya que es una historia que se sustenta en sí misma”.

-¿Cómo completaste el relato acerca de ella?

 “Me fui en busca de ‘Lurdes’, de su historia, de lo que ella sintió cuando tuvo que abandonar su tierra natal, que en la novela es un lugar ficticio. Sin embargo, hay lugares reales como, por ejemplo, el faro de Niebla; el cafecito, la avenida y la estación de Valdivia. Es decir, recorrí todos los lugares que ‘Lurdes’ recorrió, el camino que tuvo que hacer para llegar hasta Concepción, el colegio donde ella volvió a hacer clases después de convertirse en una docente, fui adonde la recibieron como una de las primeras profesoras no monjas del Colegio Santa Cruz, en Loncoche, recorrí el patio que había recorrido ‘Lurdes’, los pasillos, el laboratorio de ciencias, y fueron muy gentiles al recibirme”.

-La idea era empaparse de su experiencia.

“Creo que viví en alguna medida lo que vivió ‘Lurdes’, pude sentirlo. Y así nació ‘Querida Lurdes’, ella nació porque en realidad tenía que nacer. Podríamos decir que era un embarazo oculto, porque ella estuvo ahí, dentro de ‘Barcos de Papel’, esperando el momento apropiado para nacer y nació sin que el padre supiera que estaba a punto de venir al mundo”.

-En este sentido, ¿el lanzamiento sería su primer paso?

“Efectivamente, está creciendo y dando sus primeros pasos. Y desde el lanzamiento ha dado pasos importantes, como por ejemplo estar presente en la Feria Internacional del Libro en Santiago el fin de semana anterior a la presentación que se hizo en Los Ángeles, y los pasos más importantes son que a la gente le está gustando el libro”.

-¿Qué otras características tenía la persona a quien convertiste en tu protagonista?

“Ella era una maestra mía, una profesora que llegó al colegio cuando yo estaba a punto de salir de la enseñanza básica. Se contaban historias de ‘Lurdes’ -obviamente sin que se llamara así en realidad-, algunas medio sórdidas, pero yo veía que en verdad ella era prácticamente una santa, una mujer muy pura. Sin embargo, y eso está contado en la novela, cerca del 80 por ciento -si no más- de los alumnos del colegio, de octavo año, soñaban y contaban que habían tenido relaciones íntimas con esta profesora, que era una mujer joven, recién salida de la universidad, atractiva, y que llegó a alucinar a un grupo de muchachos que estábamos en toda la pubertad, ahí, deseosos de una mujer”.

-Y además llegaba a un colegio religioso.

“Por cierto, ella llegó vistiéndose de manera distinta a como se visten las monjas y siendo más afectiva, haciéndonos de repente una caricia, dándonos un besito, pero un besito de profesora, en la carita, en la mejilla, un cariñito cualquiera, o tocándonos el pelo, pero nosotros éramos capaces de convertir todas esas cosas en grandes sueños o amoríos. Y me da la impresión que eso le pasa a todas las generaciones, todos los muchachos sueñan con sus profesoras, y las niñas -que a estas alturas se atreven a más- tienen también sueños con sus maestros. Entonces, busqué y rebusqué un poco más de información acerca de ‘Lurdes’ y su historia, y, como dice en la misma novela, tiene partes de realidad y otras de ficción”.

-¿Qué cuidaste fundamentalmente del relato o de la historia original?

“Creo que cuidé a ‘Lurdes’ en el sentido pleno, sin trastocar nada de lo que significó esa mujer para mí en mi vida”.

-Y para muchos más…

“Es verdad, aunque, si bien es cierto está contada la fantasía en la novela, queda absolutamente claro de que es eso: una fantasía, porque la mujer no era santa, pero se aproximaba bastante; de hecho, el nombre que le di: ‘Lurdes’, es un derivado de Lourdes, y lo quise hacer de esa forma debido a que no alcanzaba a ser santa, como la Virgen de Lourdes, pero se acercaba mucho; tenía algo de santidad, sin ser santa”.

-¿La creación de la que terminó siendo tu primera novela se dio en paralelo a “Barcos de papel” o hiciste un alto en ésta para escribir “Querida Lurdes”?

“Los orígenes fueron paralelos, pero hubo un momento en que tuve que hacer un alto en ‘Barcos de Papel’ y dedicarme exclusivamente a ‘Querida Lurdes’. Y una vez que ya estuvo terminada y fue de mi plena satisfacción, empezó el periplo de tocar puertas, que es la parte difícil de esto, porque no es fácil encontrar apoyo para algo que es casi una curiosidad”.

-¿Qué significó esto para tu familia?

“Mi mujer vivió la parte dura de esto, porque, para el resto, el hecho de que tú estés escribiendo puede ser simpático o anecdótico, pero para la mujer que comparte su vida contigo no es ni simpático ni anecdótico, pues estás ocupando mucho tiempo en aquello, estás descuidando otras cosas y más encima no tienes ninguna certeza de que eso vaya a resultar; o sea, es un sueño muy grande como para que tú dejes todo y te dediques exclusivamente a eso; sin embargo, ella fue capaz de soportarlo, y, bueno, ahí está ‘Querida Lurdes’”.

-¿Cómo lograste editarla, en definitiva?

“En el proceso de tocar puertas, algunas se me cerraban muy fácilmente, pero me encontré en el camino con una ex jefa que tuve cuando recién llegué a Los Ángeles, Rosa Manosalva, de Talca, quien empezó a tocar puertas con un manuscrito mío en la mano, de repente me dijo que fuera para allá porque había encontrado a alguien que nos recibiría; fui a Talca, nos fue mal; fuimos luego a Linares, y también nos fue mal, pero en uno de esos intentos logró que una persona llamara para Santiago a una editorial. Así llegué a Mago Editores, donde me ofrecieron sus servicios a cambio de pagarles una cierta cantidad de dinero que yo estaba imposibilitado de cancelar, entonces les propuse que leyeran la novela y, si les gustaba, que fuéramos socios; ellos la leyeron, les pareció atractiva, decidieron apostar conmigo y la publicaron, además de presentarla en la Feria del Libro de Santiago y distribuirla en librerías”.

-¿“Querida Lurdes” representa tal vez la mejor forma de iniciar tu camino literario?

“Si, éste fue el mejor accidente de mi vida, porque ‘Lurdes’ salió más rápido de lo que podía haber salido ‘Barcos de Papel’; nació antes, y este nacimiento  -prematuro como ya dije- ha provocado una muy buena recepción en el público angelino, con 40 ejemplares vendidos a solo cinco días del lanzamiento; eso es extraordinariamente bueno para un país donde no somos buenos para la lectura. Todo lo que ha generado ‘Querida Lurdes’ me tiene muy contento, porque es mi primer trabajo, aquí nadie me conocía pero la gente está apostando a eso, quiere saber de mi trabajo, lo están disfrutando y obviamente yo estoy disfrutándolo con ellos. Estoy chocho, eso es lo que se puede decir”.

-¿Qué nos puedes anticipar de “Barcos de Papel”?

“Alguien que ya ha leído mis trabajos terminados, dice que soy un escritor romántico, que me encantan las historias de amor, pero creo que todas las novelas tienen en el fondo una historia de amor y se sustentan en este sentimiento, a lo mejor en las mías se nota un poco más y es un poco más marcado quizás. Sin embargo, la historia que viene, ‘Barcos de Papel’, es muy dura, muy fuerte; hay engaños pasionales, asesinatos y abuso de menores; es una novela que toca temas muy profundos sin la más mínima intención de solucionarlos, no tengo la intención de resolver esos tremendos dramas, solamente los cuento para que no se nos olvide que están ahí, y que pueden ocurrir”.

-¿Es una novela social?

“No, tampoco de protesta ni nada de eso. Es una historia de amor de dos muchachos que se conocen en la infancia, y donde el varón le promete a la niña estar con ella, pero al rato, ese mismo día, la promesa se le olvida en sus juegos de niños, corriendo, saltando y haciendo cosas como ésas; pero a la chica no se le olvida nunca más, ella queda prendada para siempre de ese muchacho. Y en el transcurso del tiempo se cuentan los caminos que ambos van tomando. Esta novela tiene alrededor de 318 páginas en estos momentos; me imagino que al depurarla y mejorarla puede quedar en 300”.

Foto Héctor Troncoso Ruiz

-¿Por qué elegiste este título?

“Por todo lo que evoca un barco de papel. No sé si tú tuviste la posibilidad, cuando eras niño, de echar un barquito de papel por donde va corriendo el agua en la calle, y tú lo sigues. Vive muy poco un barco de papel, pero lo que te provoca al momento de echarlo al agua, dura para toda la vida; es un sentimiento raro porque tú creas el barquito, lo echas al agua, navega un poco, y termina destruido metros más allá, desteñido y desecho. El título, ‘Barcos de Papel’ evoca todo aquello, un sueño, una ilusión y la posibilidad de que se deshaga, además de los tiempos pretéritos”.

 

HACIÉNDOSE ESCRITOR

-¿Te sientes ya un escritor, autodidacta en tu caso?

“Pese a que tengo una novela ya publicada y una que está ad portas de editarse, me resulta un poco atrevido decir que soy un escritor; eso lo decidirá el tiempo y el público, que para mí es el mejor crítico”.

-¿Qué autores o libros te han inspirado o son tus referentes?

“Me gustaría creer que soy un escritor de un estilo nuevo, de una forma distinta de hacer literatura, pero eso es casi imposible porque todos los estilos y formas están hechos. Tampoco le estoy copiando a alguien. Y obviamente hay algunos escritores que me inspiran mucho. De Emily Bronte, por ejemplo, mi libro favorito es ‘Cumbres Borrascosas’, una novela maravillosa. Me fascina también, y me alucina un poco, la literatura de Hernán Rivera Letelier, al que encuentro fabuloso y magistral por su simplicidad. E Isabel Allende, que a mí me encanta, aunque alguien dijo por ahí que ella no se merecía el Premio Nacional de Literatura”.

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