Foto por Fernando Castro Cid

A teatro lleno se realizó el estreno oficial de “La bayadera” en la capital provincial de Bío Bío, llevada a escena a mediados de diciembre por el Ballet Municipal de Los Ángeles para culminar su nuevo periodo anual de actividades.
Foto por Fernando Castro Cid

Esta verdadera joya rusa de la danza clásica, inspirada en dos dramas del poeta indio Kalidasa, fue traída al público local gracias a una adaptación de la directora del reconocido conjunto, Angie Moena, quien trabajó en tamaño desafío durante todo el año con más de 40 integrantes tanto del cuerpo de baile como de la escuela de la agrupación.

A través de ellos, precisamente, llegó al Teatro Municipal angelino la pieza escrita por Sergei Kuschelok junto a Marius Petipa y musicalizada por Ludwig Minkus, en una función de gala que congregó a más de 700 espectadores y que permitió apreciar uno de los temas predilectos de los románticos del siglo XVI, es decir, la visión idealista del oriente con sus exóticas y sensuales bailarinas hindús.

Sobre el principal escenario artístico de nuestra provincia, se representó así la trágica historia de Nikiya, una simple bayadera, y el príncipe Solor, cuya promesa de amor eterno entre ambos se verá truncada fatalmente por la intervención de la hija del Rajah: la princesa Gamzatti -que aspira a ser la esposa del heredero del reino-, aunque no impedirá que la pareja protagónica vuelva a unirse para siempre y más allá de la muerte.

 

GRAN DESPLIEGUE TÉCNICO Y HUMANO

Foto por Fernando Castro Cid

Presentada en tres actos y cinco escenas, tal versión de la obra destacó en general por los imponentes fondos de escenografía, el despliegue de todo el elenco y la sincronización de sus movimientos -desde los más sutiles hasta los más ágiles- con los diferentes temas musicales, resaltando en particular la cuidada recreación de “El reino de las sombras”.

Méritos y dotes superiores demostraron especialmente Gladys Henríquez y Michael Marchant, a cargo de los roles principales, además de Camila Velásquez, que interpretó a Gamzatti, y Luis Rivera, como el “Ídolo de bronce”.

En cuanto al equipo técnico, resultó sobresaliente la labor de diseño y vestuario, bajo el mando de la propia Angie Moena; el apoyo en iluminación y el servicio de amplificación, agregándose a la totalidad de tareas habituales la generación de algunos efectos para lograr la destrucción previa al idílico final.

Foto por Fernando Castro Cid

La suma de recursos humanos y materiales, plasmados en un espectáculo de alto nivel y casi dos horas de duración, tuvo como retribución el aplauso constante y una última gran ovación de los asistentes, junto con un reconocimiento de la Municipalidad y del alcalde de Los Ángeles, Esteban Krause, expresado en ramos de flores para la directora y las bailarinas más destacadas de la agrupación artística.

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